A principios de los años 90, uno de los hermanos Wei emprendió un viaje a China continental con el objetivo de expandir el negocio familiar. En uno de sus trayectos en tren, mientras disfrutaba de un tazón de sopa preparado con uno de sus sazonadores traídos de Taiwán, notó que el irresistible aroma despertaba la curiosidad de los demás pasajeros. Fue en ese momento cuando surgió la idea que más tarde se convertiría en un negocio sumamente exitoso.

En solo seis meses, los hermanos Wei ya contaban con tres líneas de producción de sopa instantánea. Un año después, se habían consolidado como la empresa líder del país. La innovación clave fue el sazonador en aceite, que transformó por completo el mercado de las sopas instantáneas, elevando el valor de la industria en un 350%. Hoy en día, en China, las sopas instantáneas con sazonadores en polvo son solo un recuerdo lejano.

En ese entonces, más de 1,200 pequeños negocios competían en el mercado de las sopas instantáneas. El Sr. Fan, en lugar de enfrentarse directamente a gigantes como Master Kong o Nissin de Japón, decidió evitar las grandes ciudades y centrarse en mercados menos saturados, distribuyendo sus productos en condados más pequeños. Para 2001, su estrategia había sido tan efectiva que sus sopas ya se vendían en 30 condados, logrando una distribución a nivel nacional y posicionándose como el tercer mayor productor de sopas instantáneas en el país.